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miércoles, 16 de mayo de 2012

Prainsa Zaragoza 1-3 REAL SOCIEDAD

Oasis de gol
Once inicial Prainsa_RealSociedad; Foto: Nerea Lertxundi

Invócame cuando interpretes estas letras sentada en los añicos de tu memoria. Momentos de ofrecer silencio a la luz de la mañana, de abrazos mansos y miradas nobles. Seremos quien señale los logros del pasado olvidando el devenir de las costumbres. Mi animal recordará regalarte hierba teñida de azul y orientación de halcón, para que seas capaz de volver siempre a tu origen.

Viajamos sin palabras, paciendo largas siestas. Esperábamos tranquilas la caída de las horas para disputar nuestro encuentro en tierras mañas. El sol resplandeciente picoteaba el alma. Combatimos el calor, convirtiéndonos en bestias.

Sacamos al campo la mirada de águila, el coraje de león, la velocidad de pantera, la fuerza de tigre y la elegancia de gacela. Camellos incansables haciendo sombra a la mañana a un ritmo vertiginoso. En la primera mitad supimos encontrar el oasis. Tres goles saciaron nuestra sed.

En la segunda parte cambiamos el ritmo, desoímos las voces y escribimos el eco. Perdimos el camino hacia la meta y nos manchamos de arena. Al tomar respiro, todo había terminado. Un verdadero alivio, una victoria clara.

Y ahora redoblan tambores huecos para anunciar el final de una temporada inolvidable. Dos partidos de despedidas y ausencias que exploran sigilosas el mundo que nos pertenece. Elígeme este domingo para calzar tu tiempo, pie que nos aplasta. Por el aliento que me debes y el sueño que pretendo. Limpia el sudor de tu cuerpo, recoge tu anonimato y mira tus pasos. Sello mis labios, el placer de decir hasta luego, mio.


Crónicas de prensa
Fotos del partido:

Para terminar os dejo una historieta más del libro de Javier Iriondo, "Donde tus sueños te lleven" , relacionada con el mundo animal, o no...
David entró a la ferretería de su amigo. El perro de jaques permanecía tumbado encima de un clavo al lado del mostrador.
En ocasiones se movía buscando acomodo, pero no cambiaba de lugar, seguía recostado sobre ese clavo que no le permitía dormir tranquilo.
Tan sorprendido se encontró David por ello, que preguntó a su amigo: ¿por qué se empeña en seguir durmiendo en el mismo lugar si el clavo le molesta?
A lo que su amigo le respondió:
-Creo que aún no molesta lo suficiente.

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