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miércoles, 27 de febrero de 2013

Enfermo de fútbol



Enfermo de fútbol

Jugar a medias o del todo,
de lado, del revés o bocabajo.
Jugar despacio, deprisa, sin aliento.
Jugar en falso o a pecho descubierto,
a las malas y en los días mejores.
Jugar las finales y también los descensos.
Aferrarse a jugar hasta en las lesiones
o en las charlas en griego.
Hasta que duela el tuétano.
Jugar sin ganas aunque sea,
porque ya llegarán
las vivas ganas de gambetear de nuevo.

Jugar en los amores y en su ausencia,
en el punto de penal y la barrera.
En los campos, playas, barrizales.
Pero jugar, joder, ¡jugar!,
a pesar de estar acompañados

o tan solos como a veces estamos.
Jugar de local o visitante
como si no existiese nunca el derribo.
Jugar a fusilar o al contragolpe
buscando la pared o al último zaguero.
Hincha, seguidor, compañero:
enfermo de fútbol, leyenda.


*Adaptación futbolística del poema “VIvalgia” que Pedro Andreu dedicó a Diego Ojeda.

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