Por eso he pensado que este sea mi último regalo, para ti, mi más fiel seguidora.
Sé que cuando comiences estas líneas algo removerá tu estómago, ese lugar de donde salí hace un poco más de la mitad de tu vida. Cómo pasan los años ama, cómo hemos cambiado...
Esta no es mi columna habitual, ni siquiera hoy será publicada en Marca. Esta es mi columna vertebral, la publicación de mi vida, mi forma de devolver ese regalo que me haces cada día.
Tú, una sonrisa constante. Tú, el desprendimiento brutal y diario de energía natural. Tú, la vitalidad en persona, la fuerza y el valor en un pequeño cuerpo, el eje de nuestra casa. Tú, ama, el mejor ejemplo a seguir y la persona que más admiro.
No quiero escribir más líneas, ni alargar tanto un te quiero, solo publicar un abierto directo al corazón. Al tuyo, al que ha bombeado los nuestros sin permiso toda una vida.
Zorionak Ama!