A Maialen,
Toda nuestra sangre, como la tuya, corre en una dirección, esa que parece
dejar cicatrices de combate y heridas al corazón.
Nos dejas en cuidados intensivos, multiplicados los problemas y aquejadas
de cuantiosos virus.
En incontables ocasiones has hecho de enfermera, inyectando sonrisas y confianza,
suministrando vitaminas en forma de desborde. Siempre has sido la mejor prevención ante las arritmias…
Ahora, amiga, desconozco si encontraremos el antídoto o nos quedaremos en coma
intentando rehuir la epidural. Nos abasteceremos de torniquetes para evitar
pérdidas, desinfectantes de ambulatorio y pastillas para soñar. Apósitos para
el sudor y lágrimas de agua oxigenada. Será una constante cirugía para la razón.
Movilizadas contra la amenaza
de quedarnos sin habitación, incluiremos solicitud de atención a domicilio y cómodas estancias externas.
Con este pequeño análisis, rellenada
queda la hoja de ingreso. Seremos pacientes,
esperaremos admisión. A tu lado y contigo, inmunes.
Foto: Valerie Quiroga |