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Tengo marcados con cruces los pasajes del libro que te nombra. Esta vez,
juego en casa, lugar de repique insistente, de sonido que no se aísla en las
paredes. El día veinte serigrafía mi ciudad y mi espalda.
Mi corazón, arrítmico, se rebela ante la expresiva marcha de tambores y
barriles, santa compaña de uniformes que camina por las calles, armonía de
medianoche.
Recibo con redobles tu llegada. Tomo el bulevar, me cuelgo medallas que
emulan condecoraciones napoleónicas, me visto de color. Cambio el atuendo de la
Real por la casaca verde, pantalón blanco y gorro negro del Batallón de
Cazadores de Infantería del lugar donde estudié.
Izo mi bandera, compongo canciones y grito encolerizada cultivando mi
alegría. Por un día, escupo a los profetas sin alma cobijada en un paraguas que
hace que la lluvia no ahogue. Recorro la hermosa cuna de campeones enarbolando
mi estandarte blanco y azul, txuriurdin. Bella Easo, nuestro año empieza en ti.
Barriles y herradas, gastadores, cocineros, abanderados y cantineras
celebrando la fiesta de la percusión. Santo patrón asaetado, tradición
sostenida en el tiempo. Marcadas ausencias, numerosas compañías, guerra de
sonrisas y festejos.
Palillos que timbran la partitura, manjares típicos, emblemas de latido.
Viento fresco para una melodía que no acaba. Piezas forzadas en el reloj de
nuestra historia. Expedición de sonido, expansión de sueños. Donostiarra de
sentido, arenas deseadas.
Este día deja huella, anécdotas y recuerdos. Sus noches completan nuestros
diarios y fugaces conquistas. Centenario de la muerte del maestro que
confeccionó nuestros ruidos, celebraremos por cada barrio nuestra religión:
ñoñostiarrismo.
Y el día toca a su fin. Y mientras, baja el blasón, se caen mis ojos, se
tuercen buscando un lugar donde reposar tanto mundo.
PUBLICADO EN DIARIO VASCO:
Para saber más sobre el día de San Sebastián y la Tamborrada: http://www.donostiasansebastian.com/tamborrada/historia.html